Relaciones Tóxicas (Parte 3)

Consecuencias y características fácilmente observables en las relaciones tóxicas

En una relación emocionalmente tóxica, alguien siempre adopta un comportamiento dominante y la otra parte no puede hacer nada para evitar ese dominio. Generalmente, esta persona se siente en inferioridad de condiciones o como subordinado. La parte que ejerce el abuso ha impuesto un clima hostil y de miedo, dificultando a la contraparte manifestar su capacidad expresiva, estas relaciones tienen poco o nada de saludables.

Las conductas del ser humano son termómetros que denotan, no solo estados de ánimos, sino que también situaciones que nos afectan. Así mismo, si somos observadores, podemos descubrir cómo nos afectan las relaciones con respecto a cómo analizamos nuestras conductas. También pueden ser muy útiles a la hora de descubrir cómo está un amigo o un ser amado, o incluso cómo estamos actuando nosotros mismos.

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Conductas habituales en relaciones tóxicas

  • Falta de comunicación asertiva y empática.
  • Tendencia a la humillación y ridiculización, ya sea en público o en privado.
  • Necesidad de atacar psicológicamente la autoestima o la forma de ser de otros.
  • Violencia física: los golpes son un extremo, también se manifiesta imponiendo la presencia sin respetar el espacio ajeno, ya sea en lugares o en grupos.
  • Generalmente activa la sensación de sentirse amenazado.
  • Violencia ambiental: está muy relacionada con la anterior, sucede cuando se rompen objetos o se dan golpes en la mesa o pared para marcar territorio.
  • Violencia sexual: obligar a practicar acciones que no son del agrado del otro.
  • Celos y control obsesivos: dudas constantes, posesividad, incluso llegar a aislar al otro de su círculo social.

Todas estas son acciones y conductas que a menudo se dan en una relación tóxica y hacen daño.

¿Se puede tener traumas después de una relación tóxica?

Las relaciones tóxicas son traumatizantes, ya sea que sean a largo plazo o corto, siempre dejan una marca. Debilitan nuestra percepción de la realidad, instaurando filtros con los que luego terminamos observamos la vida. Al  pasar por situaciones tóxicas, perdemos la capacidad de ver el mundo desde la neutralidad. Comenzamos a verlo en relación al trauma que nos fue instaurado, aquí describo algunas falencias con las que queda una persona dañada por estas situaciones.

Consecuentemente , debido a la exposición a relaciones tóxicas , se generan traumas o secuelas que se manifiestan en diversos patrones de conducta, por estar en ellas o incluso después de mucho tiempo de haber pasado por ellas. Trabajar en erradicar estos traumas o secuelas es esencial para reestructurarnos y abrirnos a relaciones sanas.

Estas son algunas de las secuelas que generan relaciones tóxicas:

  • Sentimiento de culpa
  • Miedo
  • Baja autoestima
  • Depresión
  • Aislamiento social
  • Vergüenza
  • Sensación de vulnerabilidad
  • Apatía
  • Somatizaciones
  • Desesperanza
  • Ansiedad
  • Dificultad para concentrarse
  • Ataques de pánico
  • Disfunciones sexuales
  • Desórdenes de tipo obsesivo-compulsivo
  • Abuso de sustancias (psicofármacos, etc.)
  • Trastornos alimentarios
  • Trastornos del sueño

Todos esos síntomas son fuente de malestar para la persona que los padece y para el entorno que ve sufrir a un ser querido. Es aconsejable que, si alguien percibe alguno de estos síntomas, en uno mismo o en algún ser querido, se tome el tiempo de investigar que significa dicha patología. De esta manera descubriremos cómo se puede tratar y podremos comenzar un camino de sanación.

Autoestima dañada

La autoestima es natural en todo ser vivo, venimos con ella instaurada como mecanismo de supervivencia, es una necesidad humana básica. Contribuye al desarrollo natural del individuo y establece un punto de partida de muchos logros que afianzan nuestra estabilidad emocional, intelectual y en todos los aspectos consecuentes. Cuando nuestra autoestima ha sido dañada vemos disminuidas nuestras capacidades de resistencia ante las adversidades de la vida. Las relaciones tóxicas tienen como objetivo el ataque directo a este componente natural del ser humano, protegerla debería ser una de nuestras metas más preciosas.

Aun así, cabe destacar que la autoestima no es un rasgo estático ni estable en el tiempo, sino más bien un índice dinámico y sujeto a cambios. Al ser un elemento variable, necesita de un cuidado detallado para que pueda generar los frutos que tiene como meta generarnos. Es parte del aprecio necesario que tenemos que establecer, para poder ser receptores de una evolución consciente y natural. Podríamos decir con tranquilidad que, la manifestación de la magia y lo místico, así como lo divino; está diametralmente conectada al nivel de autoestima que tengamos.

Manipulación emocional en las relaciones

Cuando percibimos la sensación de no poder controlar nuestras emociones, así como la clara percepción de que no somos libres de elegir, deberíamos comprender que hay una posibilidad de que estemos siendo manipulados. Generalmente, no nos damos cuenta cuando esto sucede, ya que este patrón se empieza a establecer de una manera gradual. 

Al principio, una ayuda inocente aparenta ser generosa en la toma de decisiones, pero luego, puede transformarse en una continuidad que nos deja con una falta de confianza en nosotros mismos muy grande. Generando ideas de auto depreciación, disminuyendo nuestras convicciones a veces a niveles muy bajos. Consecuentemente, un gran nivel de ansiedad empieza a manifestarse y pocas veces consideramos que las manipulaciones aparentemente generosas fueron las causantes.

En ocasiones, adoptamos una actitud de resignación y pasividad, estableciéndonos en la idea de que no podemos valernos por nosotros mismos. Terminamos creando creencias, que establecen un patrón de dependencia de la relación tóxica. Ya no es una persona en particular, sino que lo expandemos a todas las relaciones que nos circundan en la vida. 

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Establecimos un patrón de conducta, creamos un nuevo “yo” en nuestra realidad , el yo que depende de la toxicidad para establecer sus deseos, sus decisiones, y consecuentemente el propio curso de su vida. 

Para poder deshacer esta situación, tenemos que realizar un cambio intenso en nuestro paradigma. Necesitamos comprender que no podemos esperar una calidad de vida armoniosa y feliz, basándonos en una actitud de temor ante el futuro. En lo más sutil de nuestro subconsciente se establece una angustia muy fuerte. Esto se afianza con todo lo que ya explicamos, de esta manera creamos la idea de no poder salir del recuerdo de la relación tóxica. Terminamos dependiendo de la toxicidad como patrón de conducta aceptable y, consecuentemente, solo buscamos estas relaciones como única opción en nuestras vidas.

Estrés postraumático después de una relación tóxica

Cuando las secuelas de la toxicidad quedaron establecidas, se convierten en el filtro con el cual observamos lo cotidiano, en este momento puede que ya necesitemos ayuda profesional. Cuando nuestra realidad se rige por una escala de valores impuestos por terceros, nuestra independencia sobre las acciones y consecuentemente las decisiones  se ven coartadas, nuestro libre albedrío necesita ayuda urgente. Estamos sufriendo lo que comúnmente llaman Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT).

Esta situación puede ser causada por una acumulación de situaciones que terminaron rompiendo nuestro ecosistema interior, el cuerpo sutil recibió tanta presión que acabó desgastado y subyugado. O también, puede ser generado por un solo hecho, el cual no pudimos trascender y quedo estancado en nuestro inconsciente, con manifestación directa en el consciente, ej.: un maltrato continuo, un divorcio, una violación, tortura, etc. 

En la sociedad donde vivimos todos sufrimos TEPT. La TV, la escuela, las familias disfuncionales, el bullying constante del sistema y toda la exponencialidad que estas herramientas interconectadas generan, nos terminan situando en la posición de conejillos de indias de un gigantesco laboratorio social. Salirnos de estos patrones de conducta es una responsabilidad para con nosotros mismos, y para lograrlo es esencial que generemos un cambio rotundo en nuestras vidas.

Síntomas del Trastorno de Estrés Postraumático

  • Memorias constantes se aparecen en nuestro dia a dia y sentimos que nos paraliza.
  • Evitar enfrentar cualquier situación que se asemeje a lo que generó el trauma.
  • Sensaciones de debilidad en frente a las demás personas, apatía.
  • Pérdida de interés por participación en actividades grupales, tendencia al ostracismo
  • Desapego del deseo de bienestar, pérdida de autoestima. 
  • En casos graves, deseo de inflingirse daño físico. 

Tenemos que entender que cuando estos síntomas se manifiestan, ya estamos ante la presencia de un alto nivel de ansiedad, estrés, depresión y bastante dificultad de adaptación. Esto, incluso dificulta la presencia consciente de un deseo de mejorar, nos cuesta aceptar que necesitamos ayuda. Bloqueamos la idea de buscar dicha ayuda, o adoptar medidas adecuadas que nos saquen del yugo previamente establecido.

La vida moderna nos ofrece muchas posibilidades, limitarnos a realidades previamente establecidas bloquea naturalmente la fluidez de la manifestación natural de las posibilidades. Estamos intoxicados por el bombardeo constante de información, esto es parte del plan maestro. La agenda establece que la variedad del disfrute sea tan exponencial que, terminamos practicando solo lo que el común denominador acepta como conveniente.

Estamos ante una realidad donde nos generaron un amplio abanico de consumibles, comida, sexo, literatura, distracción, educación, etc. Todo está a un clic de distancia, nos genera el placer falso, el cual tanto ansiamos. Es un placer falso porque solo genera una sensación momentánea, es una droga que cuando se acaba, necesitamos consumirla nuevamente, no es parte de una realidad interna.

GoVrindavan Estres post traumatico luego de una relacion toxica

Más allá de que el disfrute directo es mediante el cuerpo ¿qué pasa con nuestra mente? ¿Acaso sabemos la diferencia entre el cuerpo, la mente, la inteligencia o el ego? ¿Existe algún remedio que nos ayude a desintoxicarnos?. Ya no hablamos solo de mejorar nuestro cuerpo burdo, sino que tenemos la necesidad compulsiva de una desintoxicación total. Para sentirnos completos en nosotros mismos, tenemos que establecer un cambio rotundo. Esto no solo incluye los ambientes, las personas, o las relaciones tóxicas que nos generan estrés y angustia cada día, tenemos que establecernos como creadores de nuestra realidad en su completitud.

Tomando decisiones saludables para las relaciones

La solución parece compleja, “PERO NO LO ES!!”. La voluntad de ponerle límites a la toxicidad, así como desenvolver una nueva realidad, está directamente relacionada con la gente con quien nos relacionamos. Así como las previas asociaciones tóxicas nos generaron un resultado, de la misma manera, al relacionarnos con gente positiva, crítica, consciente y despierta; generará un estado de conciencia natural que nos establecerá en el camino correcto de la felicidad. Es un hecho completamente comprobado y desde niños lo venimos escuchando: “dime con quién andas y te diré quien eres”. Puede que ya sea ora de ponerlo en práctica.

Sin llegar a obsesionarnos con esto de las personas y situaciones tóxicas, tenemos que establecer el sentido común con firmeza. En esta Kali Yuga (tiempo Védico donde nos encontramos ahora) estamos rodeados por lo tóxico, es deber del sabio saber hacer un buen uso de un mal negocio. Compramos algo a 10, pero nos dimos cuenta que no nos sirve o no lo necesitamos? Pues vendamoslo en 8. Tenemos que aprender a discernir con cordura y establecer el sentido común interno como punto de partida básico en nuestras decisiones. 

No siempre podremos remover completamente a una persona o un ambiente tóxico. Pero, es esencial que desenvolvamos un mecanismo de defensa. Después de activar la comprensión de nuestra situación, necesitamos comenzar un proceso de aprendizaje sobre poner límites. De esta manera, no solo minimizaremos el daño que nos hacen, sino que es el principio de un camino saludable, donde ya no aceptaremos la toxicidad como elemento vivencial. 

Si esta es la situación tenemos que establecernos bien en nuestras metas y gradualmente ir cambiando nuestro entorno desde nuestro interior. Existen diferentes grados de toxicidad emocional y al igual que es difícil respirar aire puro o comer alimentos sin ningún químico en nuestro mundo actual, es difícil vivir en un ambiente emocional 100% sano. Por lo tanto, la idea pasa por responsabilizarnos directamente, haciendo que ese porcentaje de toxicidad sea el menor posible.

Cómo lograr una desintoxicación consciente

Cuando entramos a un cine somos conscientes de que nos dejaremos llevar por la ola de emociones que transmite la película. Cuando nos conectamos a internet, sin darnos cuenta nos dejamos llevar donde otros quieren, entregándoles el timón de nuestra vida. Permitimos que intoxiquen nuestras decisiones. Ser conscientes de este hecho, es el primer paso para mejorar las cosas, lo siguiente será establecer las reglas de:  “quién, qué, y hasta donde entran en nuestras mentes”.

Consejos finales para comenzar la desintoxicación de las relaciones tóxicas

1) Identificar la toxicidad emocional:“quién, qué, dónde, cómo? Escudriña en tu realidad cotidiana, estableciendo con transparencia, donde está el elemento tóxico que altera tu vida. Conociendo el origen, sabremos la mejor forma de abordar la estrategia para nuestra libertad.

2) Averigua qué quieren de ti: Todos tenemos objetivos, conscientes o inconscientes. Al ser compuestos por energía pura, el intercambio de dicha energía se intoxica con el transcurso del tiempo. Es la cañería lo que está sucio, no así lo que fluye sobre ella.  Saber analizar qué quieren de nosotros, nos llevará a entender cómo es que quieren lograrlo. Si logramos entender la funcionalidad de este mecanismo, podremos comprender que ocultan en sus intenciones y esto nos ayudará a saber cómo actuar en consecuencia. 

3) Entender las estrategias: Enfrentar a nuestro enemigo implica conocerlo. Cuando ya comprendimos los mecanismos anteriores, nos será fácil reconocer las “formas” con las cuales los activan. El cuerpo humano es una máquina y como tal, todos tenemos una ingeniería similar. Cuanto más nos conozcamos a nosotros mismos más podremos reconocer los patrones de manipulación y viceversa, ya que cuando entendemos la manipulación nos ayuda a conocernos.

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Photo por Rajat Verma en Unsplash

4) Saber diferenciar si usan: el miedo, la amenaza o el victimismo, nos ayudará a comprender cómo lo usamos nosotros en otros. Analizar qué hacen y cómo lo hacen nos enseñará el funcionamiento de las estrategias. “Las formas son el lenguaje y la esencia es el mensaje”, tenemos que estudiar ambas.

5) Definir el daño que nos hacen: Una vez identificados los puntos anteriores, tenemos que centrarnos en cómo nos afectan. Esto nos ayudará a recuperar el control de nosotros mismos. La libertad de expresión, de movimiento y de decisión, es un lujo que muy pocos pueden tener hoy en día. Cuando logramos comprender el efecto de los demás en nosotros, podremos tener un punto de partida para decidir qué es lo que permitimos que nos hagan. Esto implica recuperar la libertad de decisión sobre nuestra vida, y eso en sí mismo ya es un logro gigantesco.

6) Estudiar nuestra vulnerabilidad: Si dejamos que gente tóxica se establezca en nuestra vida, es porque descubrieron nuestra vulnerabilidad, nosotros se lo permitimos. Si los demás pueden ver nuestro punto débil, es compulsorio que nosotros mismos los conozcamos. Esta situación le permite a los demás saber cómo actuar, de la misma manera nosotros tenemos que saber cómo fortificarnos. Trascender nuestras debilidades y conocernos, es el principio esencial para lograrlo. Un buen masajista hace presión; saber dónde y cuanta presión es lo que marca la diferencia. Los demás lo descubrieron en nosotros, por ende, es nuestro deber autoanalizar nuestras falencias.

7) Poner límites: cuando llegamos a entender “que nos pasa?”, pasamos a investigar el “por qué?” o el “por quién?” nos pasa. Esto nos llevará a descubrir porque esa persona tiene la capacidad de ejercer ese poder sobre nosotros. En este momento es hora de actuar, es el momento de aprender a poner límites. Así como estudiamos todo lo anterior, tendremos que estudiar la ecuación sagrada: “ tiempo, lugar y circunstancia”. Aprender sobre la sabia utilización de esta ecuación, es nuestra meta. Con respecto a qué tipo de toxicidad tengamos delante tendremos que analizar qué estrategia utilizar. Si escogemos distanciarnos definitivamente o intentamos alterar la frecuencia, decidir qué hacer y cuándo hacerlo, será nuestra próxima acción, la responsabilidad es completamente nuestra.

Espero que todo este conocimiento los ayude a comprender mejor sus relaciones. Ser libres y amar con libertad implica involucrarnos. La libertad necesita una investigación profunda de nuestras actitudes y consecuentemente, la de los demás.

Nos vemos en el próximo post!!!

Radhe Radhe

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