Las dos caras de la soledad
¿Han subido alguna vez a la cima de una montaña? Si es así, o si alguna vez planean hacerlo, deberían prestar atención a una cosa: a medida que avanzamos hacia arriba, todo el bosque se vuelve más pequeño. Poco a poco, todos los árboles, plantas, animales, pájaros, también comenzarán a desaparecer. En la cima, solo sentiremos paz. Esta paz es fácilmente apreciable debido a la Soledad.
Lo mismo ocurre con los seres humanos. Cuando las personas avanzan hacia el autodesarrollo y quieren tener éxito, es esencial que acepten y aprendan a disfrutar su soledad. Debemos sacrificar los apegos a las comodidades, riquezas, prosperidad y belleza. Esto generalmente es muy malinterpretado, ya que las personas terminan sacrificando las comodidades, riquezas y demás, pero no así los apegos, es esencial que entendamos que la renuncia es en relación con el apego.
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Alcanzar el objetivo final de la vida ciertamente es fácil. Este es un camino simple para el sabio, que, basándose en el conocimiento adquirido, actúa. Si queremos lograr algo, debemos aprender a sacrificar los apegos, esa sensación falsa que nuestro ego intenta hacernos creer que es verdad. Irónicamente, cuando renunciamos al apego, terminamos disfrutando mucho más de las cosas, pero sin ataduras, y este aparente sacrificio termina dándonos una tranquilidad que se manifiesta en paz mental y termina desarrollando el amor.
Este amor, que muchas veces escuchamos decir que es el objetivo final de la vida, no está relacionado con el amor a los elementos finitos, a las cosas o posesiones temporales. Si no que está directamente relacionado con el amor divino, es un estado espiritual de conciencia, un estado que solo se puede apreciar desde la contemplación, y para poder contemplar con tranquilidad, la soledad y el conocimiento sobre lo que contemplamos es esencial.
¿Qué es el sacrificio de los apegos?
Cuando me refiero al sacrificio, no intento establecer un patrón monástico al que solo un monje, en un ambiente predispuesto en esa dirección, puede establecer. Está más relacionado con la renuncia del apego del ego. Situarnos en la plataforma real de nuestra existencia, como almas eternas, nos ayudará a comprender la fluidez de la energía que interactúa constantemente con los elementos (cosas) y cómo nos afectan, siendo simples instrumentos generadores de conciencia a la hora de autorrealizarnos.
En la transición que representa la subida de la montaña, nos iremos encontrando con la soledad aparente, esta sensación no es más que una realidad ficticia, producto del desarraigo que estamos generando. Un cierto cansancio de las conversaciones vacías, puede que nos empiece a generar el deseo de rechazar a las personas que nos generan estas emociones.
Tal vez empecemos a sentir la necesidad de tomar decisiones, de no asociarnos más con personas carentes de la conciencia necesaria, y naturalmente, comenzaremos a encontrar carencias en las relaciones. Esto puede que nos lleve un tiempo, ya que todos pasamos por la disyuntiva de la “perdida”. Previamente, teníamos una relación y nos terminó cansando, pero ahora ya no nos satisface y tenemos que abandonarla. La pregunta que nos carcome la mente es ¿qué haré sin ese amigo? O ¿qué haré sin mi pareja?
La soledad del sabio
Esta es una transición que todo ser humano pasa, antes o después, la puesta en escena de nuestra verdadera escala de valores, el profundo análisis de los pro y contras de nuestras relaciones, ya sea con las personas o con las cosas. Como preferencia personalizada, debemos autoexigirnos algún nivel de sinceridad con nosotros mismos. Esta exigencia tiene que ser inamovible pero escalable.
Es muy factible de que al principio no será fácil, pero el resultado de este trabajo interno es impresionante, ya que estamos alterando el metabolismo de nuestra ley de atracción interna. La renuncia a los apegos genera un efecto mariposa que activa al universo en pro de nuestro beneficio último.
Debemos establecer la exclusividad en nuestras preferencias, “cantidad y aceptación no encajan más con calidad y autenticidad”. Desde ahora en adelante empezaremos a valorarnos a nosotros mismos como seres magníficos, ya no sentiremos la necesidad de que nos acepten.
Consecuentemente, tampoco sentiremos la necesidad obligada de cambiar o mantener una máscara, para que dicha aceptación se manifieste o continúe, según cuál sea la situación. Y así, estableceremos el aforismo de la verdad como un mantra inamovible en nuestra mente: “Es la verdad quien establece la autoridad y no la autoridad la que establece la verdad”.
Despertando a la realidad de la conciencia
Al despertar a esta realidad, nos encontraremos ante la transición más intensa de nuestras vidas. Cuando tomemos esta decisión, ya no habrá vuelta atrás. Naturalmente, se activará un mecanismo que comenzará a girar y ya no habrá cómo pararlo. Entraremos en la gran montaña rusa, donde juegan los sabios, removiendo constantemente la cobertura de la ignorancia.
Incluso, empezaremos a sentir una tremenda satisfacción, el placer de la comprensión y la completitud. Mismo que cierta soledad aparente se manifieste, la profunda sensación de satisfacción percibida por el vidente de la verdad, será un impulso constante. Este impulso nos guiará hacia la intensificación natural de la determinación necesaria para continuar.
La sabiduría tiene ciertos parámetros con los que se manifiesta: altruismo, sentido de justicia, introspección, visión discriminativa crítica, conocimiento general de la vida, manejo de emociones, aceptación de valores divergentes y capacidad de decisión.
Estos parámetros se establecen en el principio del camino del sabio, justo cuando comienza a comprender la cobertura de su ignorancia. Debido al cultivo de su relación consigo mismo, como con los demás y, consecuentemente, con Krishna, logra activar el imán de la atracción de gente que vibran en sintonía similar. De esta manera, nos terminamos transformando en compañía deseable por otros sabios.
El conocimiento confidencial es la riqueza del sabio
Es esencial que, para poder tener una perspectiva clara, establezcamos un patrón comparativo. Para que esto suceda, “DEBEMOS” conocer a los sabios. Es esencial en nuestra vida. Arjuna, en el Bhagavad Gita, establece esta prerrogativa como punto esencial. Luego de comprender este punto, Él pregunta sobre cómo actúan los sabios, cómo se mueven, cómo se alimentan, etc. Tenemos que entender que un sabio actúa de manera diferente al común denominador.
Krishna en el Bhagavad Gita 9.1 lo describe claramente:
śrī-bhagavān uvāca
idaḿ tu te guhyatamaḿ
pravakṣyāmy anasūyave
jñānaḿ vijñāna-sahitaḿ
yaj jñātvā mokṣyase ‘śubhāt
“La Suprema Personalidad de Dios dijo: Mi querido Arjuna, como tú nunca Me envidias, te he de impartir ese conocimiento y esa comprensión que son de lo más confidenciales, con lo cual te verás liberado de los sufrimientos de la existencia material”.
Krishna y Parth (Arjun) en Kurukshetra
Srila Prabhupada lo explica muy bien en el significado: “A medida que oímos hablar del Señor Supremo, nos iluminamos”. Este proceso de oír se recomienda en el Śrīmad-Bhāgavatam: “Los mensajes de la Suprema Personalidad de Dios están llenos de potencias, y esas potencias se pueden conocer a plenitud, si los temas relacionados con la Divinidad Suprema se discuten entre devotos. Esto no se puede lograr por medio de la relación con los especuladores mentales o los eruditos académicos, ya que es un conocimiento revelado”.
A la hora de analizar a los sabios, vemos que ellos no sienten la soledad como algo opresivo. El sabio logra establecerse en la compañía trascendental constantemente. Consecuentemente, su salud mental y física no se ven afectadas. Es esencial que entendamos nuestros tiempos evolutivos, logrando comprender que en ciertas etapas de desarrollo, la soledad puede ser muy dañina. Tenemos que aprender a caminar, antes de correr.
Sintiendo la pertenencia del Yo real.
Conocer nuestro “Yo Real” no sucede por acumular mucho conocimiento, sino por la experiencia de estar en paz con nuestra propia existencia. Por el solo hecho de existir, estamos “acompañados” por Krishna, ser nosotros mismos es la clave para comprenderlo. Entonces: ¿por qué nos es tan difícil a veces estar solos? ¿Por qué nos sentimos insuficientes o rechazados si no tenemos a alguien cerca? ¿Es acaso una carencia de la concientización de nuestra propia completitud?
En el Resumen del contenido del Bhagavad Gita. 2.22, se da una breve explicación se nuestra “no soledad”:
vāsāḿsi jīrṇāni yathā vihāya
navāni gṛhṇāti naro ‘parāṇi
tathā śarīrāṇi vihāya jīrṇāny
anyāni saḿyāti navāni dehī
“Así como una persona se pone ropa nueva y desecha la vieja, así mismo el alma acepta nuevos cuerpos materiales, desechando los viejos e inservibles”.
Significado por Srila Prabhupada: “El cambio de cuerpo que sufre el alma individual atómica es un hecho aceptado. Hasta los científicos modernos —que no creen en la existencia del alma, pero al mismo tiempo no pueden explicar cuál es la fuente de la energía del corazón— tienen que aceptar los cambios continuos del cuerpo, que van ocurriendo de la infancia a la juventud, y de la juventud a la vejez. De la vejez llega a la muerte y pasa a otro cuerpo. Esto ya se ha explicado en un verso anterior (2.13).
El Alma viajando por el ciclo de nacimientos y muertes.
El traslado del alma individual atómica a otro cuerpo, se vuelve posible por la gracia de la Superalma. La Superalma satisface el deseo del alma atómica, tal como un amigo satisface el deseo de otro. Los Vedas —tales como el Mundaka Upanisad, así como también el Svetasvatara Upanisad— comparan al Alma y a la Superalma con dos pájaros amigos posados en el mismo árbol. Uno de los pájaros (el alma individual atómica) se halla comiendo el fruto del árbol, y el otro pájaro (Krishna) simplemente observa a Su amigo.
De los dos pájaros, aunque ambos son iguales en calidad, uno está cautivado por los frutos del árbol material, mientras que el otro simplemente observa las actividades de Su amigo. Krishna es el pájaro testigo, y Arjun es el pájaro que come. Aunque son amigos, no obstante uno es el amo y el otro es el sirviente.
Que el alma atómica olvide esa relación es la causa de su cambio de posición de un árbol a otro, o de un cuerpo a otro. El alma (jiva) está luchando muy afanosamente en el árbol del cuerpo material, pero en cuanto accede a aceptar al otro pájaro en el carácter de maestro espiritual supremo, tal como Arjun accedió a hacerlo al entregarse a Krishna voluntariamente para que lo instruya, el pájaro subordinado se libra de inmediato de todas las lamentaciones.
Tanto el Mundaka Upanishad (3.1.2) como el Svetasvatara Upanishad (4.7) confirman esto:
samane vrkse puruso nimagno
’nisaya socati muhyamanah
justam tada pasyaty anyam isam
asya mahimanam iti vita-sokah
“Aunque los dos pájaros están en el mismo árbol, el pájaro que come, disfrutando de los frutos del árbol, está totalmente agobiado por la ansiedad y el mal humor. Pero, si de una forma u otra, el pájaro que sufre vuelve la cara hacia su amigo —que es el Señor Supremo— y conoce Sus glorias, de inmediato se libera de todas las ansiedades”.
Ahora, Arjun ha vuelto la cara hacia su amigo eterno, Krishna, y está aprendiendo el Bhagavad-gita con Él. Y así pues, por el hecho de oír a Krishna, Arjun puede entender las glorias supremas del Señor y liberarse de la lamentación.”
No confundamos la soledad con estar solos
Algunas personas temen: “Si me vuelvo demasiado espiritual, no podré relacionarme con la mayoría de las personas porque tienen una mente materialista. ¿No terminaré sintiéndome solo?”
Este miedo delata una común, pero grave confusión entre soledad y estar en solitario. Para dejar una simple prueba de cuan grave es esta confusión, analicemos por un instante los sinónimos que le da la Real Academia Española a la palabra solitario:
“Despoblado, desierto, deshabitado, desolado, abandonado, muerto, aislado, retirado, vacío, desguarnecido, desamparado, anacoreta, penitente, monje, asceta, eremita, ermitaño, insociable, huraño, retraído, tímido, misántropo, misógino, huidizo, esquivo, intratable”.
Aparentemente, no hay un aprecio visible por estar en solitario, incluso agregan las palabras “monje, asceta, eremita y ermitaño a la par de insociable o huraño”. ¿La malinterpretación de la sabiduría está enfocada a distanciarnos de ella?
Ambas palabras denotan un estado de aislamiento social. Pero la diferencia clave entre ellos es la dirección de nuestra conciencia, nuestros deseos, nuestro corazón. Cuando estos están dirigidos externamente, el aislamiento social nos hace sentir solos, aburridos, privados.
Cuando estos son dirigidos internamente, el aislamiento social engendra introspección y con una buena guía, un rejuvenecimiento intelectual. La soledad es como la noche, un estado de oscuridad desconcertante. En cambio, estar en solitario es como el día, un estado de iluminación reconfortante.
Pertinentemente, el Bhagavad-gita (13.11) menciona la soledad como una característica de aquellos que cultivan el conocimiento espiritual. Tales buscadores de conocimiento aspiran a vivir en un lugar solitario (vivikta desha-sevitvam) y están separados de la masa general de personas (aratir jana-samsadi). Ven el aislamiento social no como una amenaza sino como una oportunidad.
Esta oportunidad les proporciona la distancia física y emocional necesaria de la obsesión del mundo con el materialismo. Así distanciados, pueden contemplar y comprender mejor las realidades espirituales inmutables que subyacen a las apariencias materiales siempre cambiantes.
Significativamente, el bhakti-yoga nos ofrece una forma más fácil de redirigirnos de la materia al espíritu: “asociarnos con aquellos que tienen una mentalidad espiritual”. En la asociación de la gente sabia, avanzados en el conocimiento espiritual, esto deja de ser un tema de análisis abstracto. Se convierte en el escenario para saborear experiencias amorosas y vivas.
No obstante, incluso en el camino devocional, la soledad es un recurso poderoso para nosotros. Podemos sub utilizar la asociación de los sabios buscándola simplemente por sus placeres sociales y comodidades emocionales, no por su potencia espiritual.
Períodos breves y regulares de introspección solitaria nos ayudan a evaluar si estamos redirigiendo nuestro corazón del mundo a nuestra búsqueda interna que consecuentemente nos reconectara con Krishna, la suprema personalidad de Dios, quien en última instancia es nuestro compañero de viaje eterno.
Cuando aprovechamos tanto la asociación como la soledad, la soledad deja de generar reacciones adversas y se transforma en una herramienta de placer y cultivo del conocimiento y la sabiduría.
Así como lo describe el Bhagavad Gita Capítulo 13 Texto 11
“La humildad; la ausencia de orgullo; la no violencia; la tolerancia; la sencillez; el acudir a un maestro espiritual genuino; la limpieza; la constancia; el autocontrol; el renunciar a los objetos del goce de los sentidos; la ausencia de ego falso; la percepción de lo malo del nacimiento, la muerte, la vejez y las enfermedades; el estar libre del enredo de los hijos, la esposa, el hogar y lo demás; la ecuanimidad en medio de eventos agradables y desagradables; la devoción constante y pura por Mí; el ambicionar vivir en un lugar solitario; el estar desapegado de las masas; el aceptar la importancia de la autorrealización; y la búsqueda filosófica de la Verdad Absoluta: todo eso Yo declaro que es conocimiento, y cualquier otra cosa que haya aparte de eso es ignorancia”.
Concluyendo, la soledad no es mas que una creencia establecida en la mente y desde donde extraemos conclusiones que nos generan emociones. Necesitamos alterar estas creencias para direccionarnos hacia el camino de la completitud en nosotros mismos. Desde esta plataforma solucionaremos muchos problemas, no solo el de la soledad; sino que incluso la idea de la necesidad, tambien quedara resuelta.
Bendiciones.
Nos vemos en el próximo post!!!
Radhe Radhe