Desde el momento que nacemos y en toda nuestra vida, lo único que tenemos asegurado es morir. Al estar condicionados a un cuerpo material que aparentemente posee cosas, el momento de la pérdida nos genera sufrimiento. Lo que, automáticamente, despierta un tremendo miedo a la muerte.
Luego, cuando sufrimos, procesamos dicho sufrimiento como algo desagradable, por ende, comenzamos a cultivar la idea de no perder las cosas, las relaciones o la vida.
Esta Conciencia material nos tiene subyugados a la constante competitividad, ya que un estándar de vida nos es instaurado en el inconsciente, ya sea por nuestros padres, parientes, escuela, la TV y la sociedad en general. Asumimos la idea de que el “tener” es lo que somos, “si tenemos valemos, si perdemos no somos”.
Por pura ignorancia, somos conscientes de una realidad falsa y es esa realidad la que manifestamos constantemente en nuestra vida.
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Somos creadores constantes y dependiendo del enfoque con el que observemos nuestra realidad, crearemos una vida completamente conectada a esa visión.
Desde que nacemos nos establecen la idea de que somos un cuerpo al que hay que adorar: cumpleaños, moda, egos y tantas otras variantes del culto al cuerpo. Esta instalación recibe actualizaciones constantes del software de nuestra mente.
¿Cómo se expande la idea del miedo?
El bombardeo que recibimos se exponencialisa aún más cuando nos exponemos al entorno. Cada uno de los personajes que nos cruzamos en la vida mantienen la misma instalación y propagan la misma idea, ir en contra de ella nos etiquetaría socialmente, de una manera que no nos hace sentir confortables.
La civilización actual se basa en el concepto corporal de la vida: “Soy este cuerpo, soy de esta tal o cual nacionalidad, soy de tal o cual religión. Soy quien veo y los demás son quien veo externamente, si el cuerpo es negro, blanco o chino, ya tengo preconceptos establecidos que hacen con que juzgue.
Sin siquiera tomarnos un instante para analizar al alma, que habita dicho cuerpo y así, sucesivamente, cultivamos nuestra conciencia corporal de la vida. Consciencia que nos distancia constantemente de la comprensión sobre quienes somos o cuál es nuestra verdadera realidad, la que va más allá de cuerpo mortal.
¿Y qué somos? ¿Quiénes somos? ¿Qué es todo esto?
Desde la cultura Védica recibimos una cantidad impresionante de información sobre la realidad intrínseca del alma, su composición, el entorno que la rodea y todos los temas concernientes a las preguntas más importantes de la vida humana.
Lo más irónico es que estas preguntas empiezan a manifestarse a muy temprana edad, la triste realidad es que las respuestas que nos instalan son falsas y desde alli en adelante lo único que sucede es una exponencialización constante de la mentira, la ignorancia y, consecuentemente, el cultivo de un tremendo miedo a la muerte.
Para comprender un poco sobre este tema, observemos que es lo que nos dice el Bhagavad gita 2.12, donde describe lo siguiente:
El Bhagavad Gita 2.12, Krishna describe:
na tv evāhaṁ jātu nāsaṁ
na tvaṁ neme janādhipāḥ
na caiva na bhaviṣyāmaḥ
sarve vayam ataḥ param
“Nunca hubo un tiempo en el que Yo no existiera, ni tú, ni todos estos reyes; y en el futuro, ninguno de nosotros dejará de existir”.
En el Significado Srila Prabhupada explica:
“En los Vedas —tanto en el Katha Upanisad como en el Svetashvatara Upanishad— se dice que la Suprema Personalidad de Dios es el sustentador de innumerables entidades vivientes, en términos de sus diferentes situaciones y conforme al trabajo individual y a la reacción del trabajo. Esa Suprema Personalidad de Dios, mediante Sus porciones plenarias, también se halla viva en el corazón de toda entidad viviente. Sólo las personas santas que pueden ver al mismo Señor Supremo dentro y fuera, pueden de hecho alcanzar la paz eterna y perfecta. (Katha Up. 2.2.13)
La misma verdad védica que se le dio a Arjuna, se le da a todas las personas del mundo que se hacen pasar por muy eruditas, pero que, en realidad, no tienen más que un escaso acopio de conocimiento. El Señor dice claramente que Él Mismo, Arjuna y todos los reyes que están reunidos en el campo de batalla,
son seres individuales eternamente, y que Él es eternamente el sustentador de las entidades vivientes individuales, tanto en su situación condicionada como en su situación liberada.
La Suprema Personalidad de Dios es la persona individual suprema, y Arjuna —el eterno asociado del Señor— y todos los reyes allí reunidos, son personas eternas e individuales. No ha de creerse que ellos no existieron como individuos en el pasado, o que ellos no seguirán siendo personas eternas. Su individualidad existió en el pasado, y su individualidad continuará en el futuro, ininterrumpidamente. En consecuencia, no hay nada por lo que nadie deba lamentarse”.
La naturaleza eterna del alma
Esto nos describe con bastante claridad un tema esencial, la eternidad del alma, que consecuentemente nos direcciona a la reencarnación y a la no necesidad de apegarnos y lamentarnos por la pérdida momentánea de las realidades que experimentamos, principalmente porque son finitas, son solo parte de una perspectiva mayor, mucho mayor.
Y esto lo confirma de manera inmediata en el verso siguiente, donde Krishna expone el famosísimo mantra, en el Bhagavad gita 2.13:
El Bhagavad Gita 2.13, Krishna expone:
dehino ‘smin yathā dehe
kaumāraḿ yauvanaḿ jarā
tathā dehāntara-prāptir
dhīras tatra na muhyati
“Así como en este cuerpo el alma encarnada pasa continuamente de la niñez a la juventud y luego a la vejez, de la misma manera el alma pasa a otro cuerpo en el momento de la muerte. A la persona sensata no la confunde ese cambio.”
“Como cada entidad viviente es un alma individual, el cuerpo de cada una de ellas está cambiando a cada momento, manifestándose a veces como un niño, a veces como un joven y a veces como un anciano. Sin embargo, se trata de una misma alma espiritual, y ella no sufre ningún cambio.
Esa alma individual finalmente cambia de cuerpo al morir y transmigra a otro cuerpo, y, como es seguro que tendrá otro cuerpo en el siguiente nacimiento —o bien material, o bien espiritual—, no había ninguna razón para que Arjuna se lamentara de la muerte, ya fuera de Bhisma o de Drona, por quienes estaba tan preocupado. Por el contrario, más bien debía regocijarse de que ellos cambiaran sus cuerpos viejos por unos nuevos, renovando así su energía. Esos cambios de cuerpos explican las variedades de disfrute o sufrimiento que se tienen, conforme a la actuación de uno en la vida.
En consecuencia, Bhisma y Drona, siendo almas nobles, tendrían con toda certeza cuerpos espirituales en la siguiente vida, o al
menos una vida en cuerpos celestiales para un disfrute superior de la existencia material. De modo que, en cualquiera de los casos, no había por qué lamentarse.
A cualquier hombre que tenga conocimiento perfecto acerca de la constitución del alma individual, la Superalma y la naturaleza —tanto material como espiritual—, se lo conoce como dhira, o un hombre sumamente sensato. A un hombre de esa clase nunca lo confunde el cambio de cuerpos”.
El miedo es la ignorancia de nuestra naturaleza espiritual.
Toda la civilización experimenta este concepto materialista. Aunque existe un aparente avance en el aprendizaje, apoyado con las nuevas tecnologías en muchas universidades e instituciones educativas, lo único que hacen es usar dichas novedades para perpetuar el adoctrinamiento del culto al cuerpo.
En ninguna parte se discute o se nos enseñan las preguntas esenciales en la vida: “Qué es lo que soy?.” Es justamente eso lo que nos puede establecer una comprensión más profunda, desde allí saldrán los “por qué’s” y consecuentemente los “como”. O sea que las preguntas son: ¿Qué somos, porque estamos aquí y cómo salimos de aquí?
En vez de ello, nos están engañando, potencializando aún más la propensión natural que tenemos a la ilusión. Nos dan la educación con las prerrogativas: “Has nacido en esta tierra. Debes sentir por tu nación, debes actuar por tu nación.” La así llamada nacionalidad es enseñada, es un programa instalado a conciencia.
A nadie se le enseña realmente quién es realmente. Vemos el mundo con un tinte corporal en nuestros ojos, todo lo filtramos en relación con lo que nos fue establecido, como si esto fuera un hecho inamovible, es acaso esto una realidad irrevocable?.
Justamente, es por ello que, necesitamos pulir el filtro con el que vemos nuestra realidad. Considerarnos inferiores a seres maravillosos, poderosos y con el tremendo potencial creador, que naturalmente nos acompaña por añadidura desde el mismo momento que nacimos, implica que no nos estamos comprendiendo de verdad.
Cualquier otra percepción de nosotros mismos, que no sea esta, es un enfoque errado de lo que somos por naturaleza. Un buen comienzo en nuestra investigación de nuestra naturaleza trascendental al mundo material es un estudio profundo de los Vedas, donde nos enseñan un montón de herramientas para lograrlo (Aprender más sobre Filosofía Védica).
Como salir del condicionamiento material
Desde que nacemos somos receptores directos de realidades preconcebidas por otras entidades, completamente ajenas a nuestra realidad intrínseca. Muchas veces, estas entidades desean que tengamos estos pensamientos y otras, simplemente son esclavos, que funcionan en automático para propagar progresivamente y de manera exponencial, los planes de las primeras entidades.
Liberarnos de estos limitantes instaurados en nuestra mente, es nuestra responsabilidad. Dependiendo del esfuerzo que impongamos en nuestro proceso, obtendremos resultados que trasciendan los límites de las cadenas que nos establecieron sin siquiera preguntarnos.
La libertad es el conocernos plenamente como seres eternos, plenos de conocimiento y completa felicidad.
Desinstalar los patrones de conducta que hemos aceptado se transforma en una responsabilidad esencial a ser ejecutada, hay muchas terapias para lograrlo, incluso yo mismo me dedico a hacerlas (Vedic ThetaHealing).
El Bhagavad Gita 4.11, Krishna explica:
ye yathā māḿ prapadyante
tāḿs tathaiva bhajāmy aham
mama vartmānuvartante
manuṣyāḥ pārtha sarvaśaḥ
“En la medida en que todos ellos se entregan a Mí, Yo los recompenso. Todo el mundo sigue Mi sendero en todos los aspectos, ¡oh, hijo de Pritha!”
Significado por Srila Prabhupada:
“Todo el mundo está buscando a Krsna en los diferentes aspectos de Sus manifestaciones. A Krsna, la Suprema Personalidad de Dios, se lo llega a conocer parcialmente en Su refulgencia brahmajyoti impersonal y como la Superalma omnipresente que mora dentro de todo, incluso dentro de las partículas atómicas. Pero a Krishna solo lo llegan a comprender plenamente Sus devotos puros.
En consecuencia, Krsna es el objeto de la comprensión de todos, y, por eso, absolutamente todo el mundo es satisfecho de un modo acorde con sus deseos de tenerlo. En el mundo trascendental, Krsna también corresponde con Sus devotos puros en la actitud trascendental, tal como el devoto quiere que Él sea.
Un devoto puede que quiera a Krsna como su amo Supremo; otro, como su amigo personal; otro, como su hijo, y aun otro más, como su amante. Krsna recompensa a todos los devotos por igual, conforme a sus diferentes intensidades de amor por Él.
Alcanzando la máxima perfección de la conciencia
En el mundo material se encuentran las mismas correspondencias de sentimientos, y el Señor los intercambia igualmente con los diferentes tipos de adoradores. Tanto aquí como en la morada trascendental, los devotos puros se asocian con el Señor en persona, y tienen la oportunidad de prestarle un servicio personal y, de ese modo, obtener una dicha trascendental con Su amoroso servicio. “
En lo que respecta a los que son impersonalistas y que quieren suicidarse espiritualmente, aniquilando la existencia individual de la entidad viviente, Krsna también los ayuda, absorbiéndolos en Su refulgencia. Esos impersonalistas no acceden a aceptar a la eterna y bienaventurada Personalidad de Dios; en consecuencia, no pueden saborear la bienaventuranza del trascendental servicio personal del Señor, habiéndose extinguido su individualidad.
Algunos de ellos, que ni siquiera están situados firmemente en la existencia impersonal, regresan a este campo material a exhibir sus deseos latentes de realizar actividades. A ellos no se los admite en los planetas espirituales, sino que se les da de nuevo una oportunidad de actuar en los planetas materiales.
A aquellos que son trabajadores fruitivos, el Señor, en Su carácter de yajñesvara, les otorga los resultados que anhelan de sus deberes prescritos; y a aquellos que son yogis en busca de poderes místicos, se les otorgan dichos poderes. En otras palabras, todo el mundo depende únicamente de Su misericordia para lograr el éxito, y todas las clases de procesos espirituales no son más que diferentes grados de éxito en el mismo sendero.
Por lo tanto, a menos que uno llegue a la máxima perfección del estado de conciencia de Krsna, todos los intentos permanecen imperfectos.
Por lo tanto, a menos que uno llegue a la máxima perfección del estado de conciencia de Krishna, todos los intentos permanecen imperfectos.
Tal como se afirma en el Srimad-Bhagavatam (2.3.10):
akamah sarva-kamo va moksa-kama udara-dhih
tivrena bhakti-yogena yajeta purusam param
“Ya sea que uno no tenga deseos [la condición de los devotos], o que desee toda clase de resultados fruitivos, o que se halle tras la liberación, uno debe tratar con todos sus esfuerzos de adorar a la Suprema Personalidad de Dios, para lograr la perfección completa, que culmina en el estado de conciencia de Krsna”.
Establezcamos esta realidad como un hecho irrevocable. Dependiendo de cómo nos esforcemos obtendremos resultados. La naturaleza del alma es un tema bastante estudiado y en esto, Los Vedas tienen todos los títulos de postgrado con las mejores notas. Adentrarnos en ellos es una señal de que nuestra inteligencia está expandiendo sus capacidades y definitivamente está sucediendo una limpieza intensa del filtro que previamente describimos.
Krishna dice, en el Bhagavad Gita 2.11:
śrī-bhagavān uvāca
aśocyān anvaśocas tvaḿ
prajñā-vādāḿś ca bhāṣase
gatāsūn agatāsūḿś ca
nānuśocanti paṇḍitāḥ
“La Suprema Personalidad de Dios dijo: Mientras hablas con palabras cultas, te lamentas por lo que no es digno de lamentarse. Aquellos que son sabios no se lamentan ni por los vivos ni por los muertos.”
Significado por Srila Prabhupada:
“El Señor tomó de inmediato la posición de maestro y reprendió al alumno, llamándolo tonto indirectamente. El Señor le dijo: “Estás hablando como un erudito, pero no sabes que aquel que es erudito, aquel que sabe lo que es el cuerpo y lo que es el alma, no se lamenta por ninguna etapa del cuerpo, ni mientras éste vive, ni cuando está muerto”. Como se explica en capítulos posteriores, quedará claro que conocimiento significa conocer la materia, el espíritu y al controlador de ambos.
Arjuna argüía que se le debía dar más importancia a los principios religiosos que a la política o a la sociología; pero él no sabía que el conocimiento acerca de la materia, el alma y el Supremo es aún más importante que los formulismos religiosos. Y debido a que él carecía de ese conocimiento, no debió hacerse pasar por un hombre muy erudito. Como de hecho no era muy erudito, se estaba lamentando, pues, de algo por lo cual no valía la pena lamentarse.
El cuerpo nace, y está llamado a perecer hoy o mañana; por consiguiente, el cuerpo no es tan importante como el alma. Aquel que sabe esto es verdaderamente erudito, y para él no existe causa de lamentación, sea cual fuere la condición del cuerpo material.”
Conclusión
Entendiendo esto, comprendemos que alcanzar un estado de conciencia establecido en la realidad del alma, sintiéndonos eternos, nos llevará a vivir en un presente constante. Conociéndonos a nosotros mismos como almas, comprenderemos que la muerte no existe.
El miedo a la muerte, no es más que la ignorancia de nuestra naturaleza espiritual.
Millones de bendiciones para que toda acción los lleve a la comprensión de la naturaleza eterna del alma, nuestra única realidad…
Nos encontramos en el próximo post…
Radhe radhe!!